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follada por un desconocido... o no?

Acudí con el que por aquel entonces era mi novio a una de las discotecas mas concurridas de la ciudad. Para la ocasión, me puse un vestido que me había comprado él, de lo más sexy y provocador. Un vestidito ajustadísimo de lycra color rojo que deja al descubierto parte del pecho y llega justo por debajo de las nalgas, de tal forma que con él puesto se puede ver todo lo que hay debajo. Y debajo del vestido sólo llevaba una tanga, con lo cual mis nalgas quedaban a la vista de cualquiera.

Salimos a bailar y, mientras disfrutábamos de la música como locos, mi novio me iba subiendo el vestido hasta la cintura, así que, salvo por la tanga, al final quedé completamente desnuda, ante los ojos atónitos de todas las personas que estaban en la pista. Los chicos, al verme desnuda, empezaron a acercarse y se pusieron a bailar a mi alrededor. El espectáculo que dimos mi novio y yo, no solamente consistió en que me pudieran ver toda desnuda, pues mi novio terminó también por quitarme la tanga que llevaba, sino que además pudieron observar directamente cómo follábamos en la pista de baile.

Una vez desnuda, caliente por los besos y caricias que me había dado mi novio, así como por el toqueteo que realizaba en mi coño con su mano y el morbo que me daba el hecho de estar desnuda a la vista de todos, le abrí la cremallera del pantalón, le saqué la polla practicándole una masturbación hasta conseguir que su polla adquiriera una dureza increíble. La verdad es que no tardó casi nada en ponerse cachondo a tope pues a él la situación también le había excitado muchísimo. Está claro que nos encanta follar delante de gente.

Cuando su polla estaba en pleno apogeo, se agachó un poco y me la introdujo todo lo que pudo en mi coño. Sentía su polla dentro de mí y su boca en uno de mis pezones. Lo chupaba haciendo que el pezón se endureciera cada vez más. Todo ello me provocó el deseo de tener su polla más adentro, porque en la postura que estábamos, los dos de pié, no podía penetrar bien adentro. Así que, después de unos cuantos meneos, y para estar más cómodos, me incliné por la cintura y apoyándome en la pared de la pista de baile, mi novio me metió la polla desde detrás hasta el fondo. Luego continuó moviéndose y acariciándome los pechos. Yo agitaba mi trasero todo lo que podía y ayudaba a que su polla penetrara toda entera empujando contra mi coño húmedo y mis nalgas, calentándome cada vez más, tanto por los empujones de la polla como al ver las caras con gesto libidinoso que nos observaban. Hasta que al final nos corrimos.

Después de la corrida en la pista de baile, me subí el vestido y, sin tanga, atrayendo las miradas de todos los que se encontraban en el camino hacia mis pechos y nalgas, nos dirigimos a nuestros asientos, donde terminamos nuestras copas.

Más tarde nos dirigimos al sofa que hay en un rinconcito de la disco. Una vez allí nos desnudamos ambos y nos tumbamos en el. Yo me puse de rodillas, entre sus piernas y me agaché para chuparle su enorme polla. En aquella postura, mi culo y mi coño apuntaban hacia la entrada al rincon. Cuando estaba en plena masturbación oral, sentí algo que se apoyaba en la entrada de mi coño e intenté darme la vuelta para ver que era, pero mi novio me lo impidió cogiéndome la cabeza al tiempo que me decía: “No mires y déjate hacer lo que sea”.

Mientras me decía aquello, sentí que una polla me penetraba de un sólo empujón sin que mi coño ofreciera la más mínima resistencia, porque estaba suficientemente húmedo y abierto de la corrida en la pista de baile. Luego, empezó a entrar y salir de mí con potentes empellones. Empellones que yo transmitía a la polla de mi marido con mi boca. La situación me produjo una tremenda excitación: follada por alguien a quien ni siquiera veía. Sentí una polla desconocida follarme salvajemente, darme palmadas en las nalgas unas manos que no sabía a quien pertenecían. Mientras sentía esa polla entrar y salir de mi coño cada vez con más fuerza y más hondo, la polla de mi marido entraba y salía de mi boca. La excitación que me produjo esa situación aceleró mi orgasmo que se desató con gran intensidad, haciéndome recular hacia atrás para que la polla se introdujera más en mi interior.

Cuando mi orgasmo todavía no había terminado, volví a correrme de nuevo por la tremenda excitación de sentir el semen de esa polla desconocida derramarse en mi interior en calientes y espesos borbotones, junto al semen de mi novio derramándose en mi boca. Me lo tragué todo, sin dejar que se escapara ninguna gota. Cuando sentí que la polla desconocida salía de mi interior, intenté darme la vuelta de nuevo para ver a quien pertenecía, pero nuevamente mi novio me lo impidió. Cuando dejó que me incorporara ya no había nadie, así que le pregunté a mi novio:

-¿Porqué no me has dejado mirar quién era?

-Ese era el juego: que te follara alguien a quien ni siquiera vieras antes, durante, ni después de follarte. ¿Te ha excitado ser follada sin saber quien te follaba?

-Si, cariño, sentir esa polla penetrarme, esas manos acariciándome el culo y no saber a quien pertenecían me ha dado muchísimo morbo. ¿Lo habías preparado?

-Sí, cuando estábamos tomando las copas y me he ido un momento al baño, me he encontrado a ese tío y le he propuesto que cuando nos viera entrar en el rincon, esperara dos minutos y luego entrara. Que te vería a ti de rodillas chupándome y que sin decir nada, se desnudara y te la metiera hasta el fondo, y que una vez que se hubiera corrido, se vistiera y saliera sin decir nada. Suponía que la situación te iba a producir morbo y que disfrutarías de que alguien te follara sin poder verle.

-Pues has acertado, me ha excitado muchísimo, ¿y tú, que opinas de lo sucedido?

-Me he puesto muy cachondo, sobre todo al verte a ti tan excitada.

-¿Cuándo me dirás de quien se trata? ¿Quién es ese chico misterioso que me ha follado?

-Tendrás que adivinarlo…

La conversación con mi novio me dejó pensativa. ¿A qué venía tanto misterio? ¿Por qué no podía saber quién me había penetrado de aquella manera, haciéndome perder la cabeza? En aquel momento, me sobresaltó la idea de que, detrás de todo aquello, pudiese haber algún plan retorcido. Conocía bien a mi novio, y tanto misterio me resultaba, sin duda, sospechoso.

Al salir del rincon, encontré una pulsera de plata tirada en el suelo que me resultó muy familiar. Al darle la vuelta, vi unas iniciales grabadas en ella. Las mismas iniciales del nombre de mi hermano mayor...

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