Seguí aprendiendo
En la universidad descubrí realmente que me encantaba el sexo, decidí jamás oponerme a nada si eso me iba a dar mucho placer, los chicos, los más atrevidos, me rozaban el trasero cuando pasaban a mi lado, hasta que un día un profesor de manera casual me tocó un seno, se disculpó pero yo le sonreí, pasado unos días me pidió que lo fuera a ver a su oficina que quería tratar un tema académico conmigo. Cuando llegue me hizo pasar y cerró la puerta, estando solos me tomo de los hombros y me llevo a una silla donde me sentó, él se sentó en su escritorio y comenzamos a conversar de diversos temas, descubrí que tenía una erección y comprendí cual era su intención pero no se decidía así que tome la iniciativa ay me descubrí el pecho, él se quedó mirando y sonrió, aproveche ese instante y me acerque a él, le acaricie su verga dura sobre el pantalón, él se puso de pie y se abrió el pantalón dejando salir su verga a la cual me lancé a chupársela, me puse de rodillas y comencé la faena, sentía que cada vez se ponía más ura dentro de mi boca y yo cada vez le metía más a dentro mientras mis manos acariciaban sus glúteos, estuvimos así por largo rato hasta que sentí que estaba por terminar, él intento alejarme pero me aferré a él y terminó dentro de mi boca, chorros largos y abundantes de pura leche, se notaba que hacía tiempo que nadie se la sacaba. Cuando terminó de eyacular me levanté y abrí la boca para que viera que me había tomado todo volvió a sonreír y me dijo que nos veríamos al terminar la jornada, lo hicimos y fuimos a un hotel a continuar lo que habíamos empezado. Después de eso fui la mejor alumna de su curso